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lunes, 21 de octubre de 2013

Serenity.

Como el viento, siempre mueve el aire como mejor le venga al instante, golpe certero y meditado.
Con mano firme y palabra afilada, corta y riñe cuanto sea necesario.
Con la misma mano, suave y alentadora, apacigua implacablemente.
Su aliento y su olor, si por mi voluntad fuera, llenarían todas mis noches, y mis días.
Sus ojos siempre atentos, y con una mirada fuerte y serena, no fallan cuando me dicen lo que hay más allá de la razón, justo lo que mis ojos le recuerdan a gritos cada vez que le veo.

No os hablo de un monstruo, ni de una especie de Dios.
Ni muchísimo menos.
Tampoco hago grandes halagos a lo que no es merecedor, sólo escribo una verdad.
Sólo hablo de quien me hace feliz, y se me queda corto explicarlo.
Mejor pocas palabras y embriagarme de su presencia en el más dulce de los silencios.


lunes, 9 de septiembre de 2013

#Emperezando

La verdad es que ha sido un placer trabajar con ellos.
Una grata sorpresa, fue una preciosa actuación con buena gente, una delicia para los oídos, y para el corazón.

No es por ponerme romántica, no le regalo los piropos a nadie, ya que soy tan exigente conmigo misma en este tipo de cosas como con el resto del mundo.

No me queda otra cosa que decir que no sea GRACIAS a ellos, a estos artistas que el pasado viernes hicieron la presentación del disco "Emperezando".

Aquí os dejo algunas imágenes durante el concierto.











Si queréis tener unas fotos como estas en vuestro próximo concierto, aquí tenéis mi contacto:
soniacw8@gmail.com

Gracias, chicos.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Encarcelamos siendo los prisioneros.

Cuántas veces hemos sido prisioneros de nuestras propias palabras, de nuestro propio conocimiento, de nuestros propios actos.
Cuántas veces no hemos querido reconocer nuestras carencias, nuestros defectos, y no hemos querido poner remedio.
Cuántas veces nos hemos creído dueños de la verdad y de la razón, y no hemos querido ver en el espejo que estamos atados de pies y manos por la pura realidad.
Cuántas veces hemos dejado caer todo el peso de nuestras preocupaciones en aquella persona que nos lo quitaría de un plumazo, de un suspiro, con sólo escuchar su cálida voz diciendo que todo irá bien.
Cuántas veces hemos negado el paso a quienes son distintos a nosotros, sea cual sea la razón, a veces incluso por vernos terriblemente reflejados en ellos.

Somos tan complicados y a la vez tan sencillos de pillar el paso que nuestra vida, como se suele decir, es una humillante ironía. Pero también, como todo en esta vida, lo de humillante es tan relativo la luz de cada estrella que nos ilumina en las noches en vela. Humillante se puede cambiar por lo que quieras que sea... parece tan fácil, pero posibilidades y dificultad se conjugan a merced de la suerte.


Insignificantes seres de este mundo que no sabe hasta dónde va a llegar, cegado por lo que antes era magia y ahora es tecnología, medidos por ella, atados porque hemos quedado reducidos a una ficha para el resto del mundo.

Seres que creen estar unidos al resto del mundo (y más allá), cuando estamos fallando al trato humano.
Seres hipócritas...



Pero entre todos estos, siguen quedando lo que se define como persona.

Son aquellos que conviven con la hipocresía, con el avance, con los lastres de nuestros defectos, con otras personas. Son los que ni encarcelan ni son del todo prisioneros del mundo, preocupados por lo que hay más allá de lo que nos venden por todas partes, los que llevan la venda de la sensatez, una venda que les da luz.
Son quienes tienden la mano, sea cual sea tu condición, tu forma de pensar, o tu forma de vivir.



Seamos personas, pues.

martes, 20 de agosto de 2013

Aunque no lo sabe nadie..

Cuentan que nunca podrían estar juntos.
El deber de uno y el del otro eran tan distintos como el día y la noche.
Era su naturaleza, su ser, su vida y su muerte cada crepúsculo, y al alba.

"El mar te ama, pero hoy eres mía."
"El cielo es tuyo, pero esta noche eres mío."

Cuentan que un medio día se hizo madrugada.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Quizá.

Quizá el simple hecho de que te duelan las cosas te hacen ser consciente de que igual pecas de soberbia.
Sí, de soberbia, por pensar que eres importante para aquellos a los que en algún momento, por las razones que fueren, lo fuiste.
Pero no te equivoques, no. No es algo malo, lo mejor para rectificar es conocer. Y al conocer, viene el nuevo escalón, el largo y tedioso camino de la madurez.
Es un camino tan cambiante y tan fijo que nunca sabes muy bien cómo seguir, si adelantas o te quedas atrás... pero en este caso os digo, que el conocimiento de este hecho es un gran paso hacia adelante.
La gente cambia, ¡y nosotros mismos también! No busquemos culpables, porque siempre los hay.
Lo que ahora importa es quitarnos pesos de encima, que no haya obstáculos innecesarios a la hora de seguir avanzando, y tener los apoyos que sepamos que van a estar, lo hayamos pedido o no.



Basta de fachadas, de promesas y de títulos.
O basta de creer en un "para siempre" como una regla no escrita. 

Adelante.

domingo, 11 de agosto de 2013

Lo mató por amor.




    -  Dios mío, eres como un bloque de hielo.
   - Eso me decía mi querido y joven esposo…
   - ¿Por qué cojones quiso tenerte en su vida? Llevo horas contigo y es como hablarle a un enorme glaciar, es como… -un escalofrío recorrió su cuerpo-. Todo lo que puedo sacar de ti es …frío.
  - Quizá seas el único que camine todavía que haya conseguido sacar algo que no forme parte de mi máscara. Te diré un secreto.

El pánico inundó la mente del chico. Esos ojos que tanto le recordaban parecía que estaban cambiando de color. Ese verde que llamaría la atención de cualquiera se estaba enfriando en pocos segundos, la expresión de furia dio paso a unos gélidos ojos azules.

  - Voy a ser sincera por una vez, te daré una primicia, chico: ¿sabes por qué hago todo esto? Quizá sea la curiosidad de saber si soy capaz de desafiar a eso en lo que creéis,  a lo que llamáis Dios, a eso que se supone que os protege…



Se desperezó un poco. Se giró y…
<<Mierda, va a sonar el plástico este inútil.>>
La noche anterior llegó tarde a casa, procuró no hacer demasiado ruido al meterse en la cama, y por una vez él no se despertó con esa mirada de cansancio y preocupación a la vez.
Terminó de colocarse sin que él se diese cuenta y se quedó mirando al techo, como llevaba haciendo desde que llegó a las tres de la madrugada.
Ladeó un poco la cara y vio la silueta de ese ser con el que compartía su vid… ¿vida? Como queráis llamarle. Observó cada una de sus líneas, y con ellas fue escribiendo en su mente el gran plan. ¿Cómo saldría todo?

Mientras tanto, una marca en su costado en un idioma ilegible se iba cicatrizando: “La mejor vida es aquella que no se vive.”

viernes, 9 de agosto de 2013

Rocío y Natalia.

Hace unas semanas tuve el placer de fotografiar a estas dos preciosidades. 
Aquí os dejo mis favoritas:







jueves, 8 de agosto de 2013

Las estrellas.

Las estrellas escondían secretos aunque estaban permanentemente a la luz. Sólo que nadie era capaz de percibir sus enigmas.. o casi nadie.
Bastaba con sentarse y ser libre de pensamiento, divagar por la gran esfera de nuestro cielo y, simplemente, preguntarles educadamente: "¿Por qué parpadeáis?"

Ellas son coquetas, maliciosas pero gráciles como una gacela esquiva, al final se volverán y te dirán entre pestañeo y pestañeo lo que llevan milenios (o quizá... no exista el número en nuestro pobre idioma de mortales) escondiendo hasta que alguien amable y curioso se parara a verlas de verdad.

Hay tantas estrellas que es una sorpresa, tan grande como ese número no nato en nuestra lengua, que alguien pose su conciencia en ellas como una suave caricia que ellas, al final, nos harán dichosos por saber sus secretos.

Es una pena que nadie sea capaz de coquetear con esas luces.
O casi nadie.

domingo, 7 de julio de 2013

Otra vez la misma lucha.

"Una noche más con la batalla entre sábanas retrasada por la impotencia del día a día. Qué ironía."


Empezó siendo algo, pequeño, parte de un juego de vaivenes, ambos se mecían con el deseo y la curiosidad en cada cabo, el viento de la duda les enredaba el pelo, pero sus dedos se entrecruzaban mientras esa brisa se escurría por la piel.

Ahora seguían en esa mecedora de tranquilidad, tejida con tiempo, palabras y verdad, y allí seguían, con la deliciosa brisa de la seguridad, frente a frente, y con mirada clara y deseosa de que vuelva la noche, para contarse al oído la historia del tiempo, las palabras dichas y la verdad compartida de la complicidad, el respeto, y las ganas de degustar el sabor agridulce de otra batalla en la que los dos ganaban.

Seguirá siendo así hasta que los cabos aguanten.

Yo dije no.


 Joder.. él era mis noches y mi aliento.
Él era la chispa que me hacía caminar.
Era el buen amanecer de mis días raros.
La luna en mitad de mi oscuridad.

De ella me sacó, y en otra más profunda me metió.



Cosas de niñas, ¿no?
La inocencia. Meter la pata. Decir no. Obligarte a que sea que sí.

Mil noches de no poder respirar.
Poder respirar y que sus ojos no se apartaran de mi mente, el recuerdo de su piel era como notar briznas de hielo hincándose en mis sienes.

"Todo esto es culpa mía."

Lloré.
Me aterré a mí misma.
No encontré consuelo.
Pellizqué mi conciencia hasta que sangré, mil veces.
Desgarré mi voz sin que nadie me oyese.
Me ahogué en mis lágrimas y mi silencio.



Y el silencio vino a mí...

domingo, 30 de junio de 2013

Thin. Smooth.


"Y eran esas marcadas líneas, a las que adoraba provocarle que dibujaran una curva a la que algunos llaman sonrisa. Esa curva que a ella le daba la vida."

jueves, 27 de junio de 2013

sábado, 22 de junio de 2013

Se sentía pequeña.

Siempre le surgía la misma duda: ¿Qué haces cuando algo no va a ningún sitio y no puedes hacer nada para cambiarlo?

Se sentía pequeña, ridícula y estúpida cuando después de una charla educada le temblaba el papel en la mano, necesitaba un respiro, aire fresco, suave, como la vida que anhelaba.
Le exigían hacer más por cambiar ese pequeño planeta de protocolos y máscaras bajo el mismo techo, pero cuando sabes que hace mucho que los pilares se cayeron.. queda aguantar el techo, es lo que más agota, lo que te impide hacer otra cosa que no sea eso. Y sobre el techo, el peso del mundo.

Se sentía impotente, y obligada a apartar la vista, porque había que prestar atención al peso del mundo, culpable quizás, pero cuando sabes que van a seguir aguantando mientras se desmorona poco a poco... No puedes hacer nada para cambiarlo. 

domingo, 2 de junio de 2013

Mentiras como palabras.

- ¿Y tú qué tal? Hace demasiado que no nos vemos.
Una carcajada disimulada con la típica risa nerviosa se le escapó. Metió un mechón en el café bombón que le había preparado Miguel, justo como a ella le gustaba. Jodidos nervios.
- Sí.. ya hace más de un año. Y aquí seguimos, dando vueltas y mascando el chicle.
-Sara, no sé de dónde te sacas esas.. metáforas.
Un silencio incómodo, de los que ni hablando se calmaban. A la tensión le habían salido alas y volaba con libertad por el apartamento.
- Sí que has cambiado... estar con él no te ha sentado mal.
<<Joder, ¿esto cómo me lo tomo?>>
- Sí, bu-bu-bueno, la verdad.. bueno, ya sabes lo que dicen, el entorno te influye, ¿no? Gente nueva y tal...-<<Cállate ya, Sara>> se dijo a sí misma. Un par de sorbos. Los dientes le rechinaban de la desesperación de estar manteniendo el tipo y de el quilo de azúcar que había en la taza. Tenía que salir de allí, si no, sabía lo que iba a pasar.
- ¿Qué tal con él?
- Miguel, no estoy con él aún. Deja de preguntar, por favor, no es algo con lo que me sienta cómoda habland...-le miró a los ojos y vio cómo se mordía el labio y juntaba las manos.- Oh, Miguel, entiéndeme.
Estaba demasiado nerviosa. Había sido absurdo invitarle. Demasiadas cosas habían pasado en ese apartamento, demasiadas promesas, mentiras como palabras salieron de su boca. Demasiada esperanza derrochada.
Odiaba cuando apoyaba los codos encima de las piernas separadas. Se quedaba mirando fijamente a Sara, no sabía qué quería o qué esperaba que sacaran en claro. Ya había pasado tiempo suficiente como para no sentir nada hacia él, pero notar cómo sus ojos se clavaban en cada uno de los rincones de su cuerpo le hacía temblar.
Se terminó el café rápidamente y lo puso con fuerza en la mesa.
- Vamos a dejar de jugar, en serio.. ¿A qué has venido?
- Fuiste tú quien me invitó a venir.
Ese tono.. tranquilo y dejando ver su egocentrismo y su malicia al hablar. Tenía que medir cada palabra al milímetro, cada mirada y su intensidad. Estaba alerta a todos sus gestos, como siempre.
- Pensé que igual necesitabas hablar, las paredes tienen oídos y luego ellas me chillan a mí todo lo que pides.
- No necesito tu caridad. - esa voz, se heló. ¿Quién era? Ciertamente se equivocó de todas todas con él.
- Miguel, me da miedo todo esto. ¿Qué has hecho? ¿Por qué niegas lo que todo el mundo te ha oído decir? Es absurdo.
- La gente dice muchas cosas, pero.. siempre has creído antes al resto que a mí.
<<No... no hablemos de esto. El ca...>>
- Anda, tómate el café que se enfría. De verdad, no quiero entrar en ese tema.
Y entonces, como si algo le poseyera, Miguel la miró fijamente mientras se levantaba con una lentitud más que parsimoniosa. Con un tranquilo gesto de la mano, tiró a un lado el café. Sara flaqueó. Se quedó en blanco. Todo se volvió negro. <<El caf...>>




El primer rayo entró en la habitación. 

¿Qué había pasado?




Volver.

Cuando pasas muchos años con alguien, es inevitable que en algún momento se vuelva a ser el mismo de siempre. ¿Qué te va a dar miedo, lo que piensen? Si te lo van a decir igual, mejor que sean ellos quienes escuchen lo que necesites decir, aunque sea en un rato, entre risas y bestial naturalidad.
Esa forma de ser, la que llevamos ejerciendo desde que "el pavo" nos picó por primera vez, le cuesta salir, a unos más que a otros, pero da gusto volver a juntarse, sin prisa, sin hora, en el sitio adecuado y con la gente adecuada.

Aunque se nos olvide que nos tenemos, espero que podamos seguir recordándolo las veces que sean posibles.

sábado, 11 de mayo de 2013

Hasta que la soga tire de mí.

Cerrar la puerta.
La piernas me flaquean un poco, y me siento estúpida.
Joder, qué fácil sería acostumbrarse a él.

La realidad tira de la soga de mi cuello para bajarme al suelo. No es el rocío que dejan las nubes en las que estaba hace un rato, son lágrimas que se escapan por la impotencia, que resbalan ácidas y me queman por dentro. 

Un escalofrío me recorre de pies a cabeza, me estremezco y el sudor frío me empapa, pero me alivia el ardor que me produce la realidad en el estómago. 
Respiro y me recuerdo a mí misma que el mañana me lo traerá de nuevo al hueco de mi cuello. 
Y su olor me llevará de nuevo a las nubes de las que acabo de bajar, hasta que la soga tire de mí de nuevo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Alivio sabor a alcohol.

- Una botella, tengo antojo. - <<Poco va a durar.>> Pensó para sus adentros.
- ¿De qué?
- No lo sé, lo que sea, me da igual- decía marcando el ritmo de sus súplicas con el puño contra la madera-, lo que me haga olvidar hasta la vuelta a casa.
- La botella azul, ¿no?
No sabía ni lo que era, pero taparía el sabor.
- La de siempre.

Desde que entró por esa puerta mugrienta con el póster del primer cohete que pisó la luna y esa estúpida bandera que se mueve en la quietud del papel no se oyó un alma en el local.
Por la ventana miraban curiosos a los que iban a ese bar, manteniendo un casi religioso respeto por los que quieren olvidar mientras les perdía el alcohol de sabor a sus propias vidas.

Con un toque agridulce en la lengua y el pecho, dio el último trago mientras una alondra se colaba por el hueco del respiradero. Mientras veía cómo las plumas de la cabeza se le levantaban, se le antojó un pequeño orgullosos, tan bello... y su trino, perfecto para ser lo más hermoso que oiría hasta...

Metió la mano en el bolsillo, cogió la jarra y vació la botella en ella, echó el polvo que le salvaría de todo lo que le quería olvidar.

Mientras la alondra seguía con su trino, el pequeño pájaro y su vida escaparon por la ventana.

domingo, 7 de abril de 2013

Fight.


Unos de los defectos de una persona es el no ser consciente de cómo son las cosas hasta que no las sufre en todos los sentidos posibles.
El dolor, esa típica frase de "Lo siento", la mentira más sutil del mundo, tapada por el peso de la compasión. Nadie sabrá el dolor que está astillando tu ser lámina a lámina, trocito a trocito, mientras se clavan en lo poco que te quede entero.
La felicidad, esa típica frase de "Me alegro por ti", otra de las mentiras que rigen nuestra educación, que tapa a miles de cosas, tanto buenas como malas. Quien recompone tu ser, lo que genera una serie de destellos que avivan la llama de tu vida.

El hombre es un experimento en sí mismo. Siempre en la eterna búsqueda de sentirlo todo, nos diferenciamos unos de otros por la impaciencia de sentirlo a su justa medida y en su debido tiempo o no esperar a nada.
El hombre lucha por mirar, unos ven y otros no, mirar cómo la vida va pasando entre sus manos. Unos cogen sus hilos y otro se atan las muñecas y el cuello para que otro los coja por él.



sábado, 30 de marzo de 2013

Volvemos a lo pequeño.

Podemos crecer, envejecer, madurar, olvidar, llorar, rabiar de dolor, que hasta al más duro hombre y el abuelo más cascarrabias... bien tengo la certeza de que alguien tan chiquitito puede arrancarle una media sonrisa de cuajo, ¡aunque no se vea!

Mi eterno e incansable consejo, uno que aprendí del papá de la enana que veis aquí: nunca dejéis atrás el niño que tenemos dentro. Y dejemos que ellos nos ayuden a seguir adelante con los problemas hechos trizas, siendo tan pequeños... pueden con todo :)


jueves, 14 de marzo de 2013

Auch.

Pedimos ayuda cuando sabemos que va a ocurrir otra vez, aunque no queramos.
Sabemos que no podemos culpar a nadie por ver cómo se derrumba lo que nos rodea.

Nos sentimos pequeños.
Nada peor que perdernos a nosotros mismos.
Saber que quienes nos hacemos daño somos nosotros mismos.

Nada mejor que saber quién nos levantará.



Plis!

Chispazos que te da la vida. 
Luz que te da nuevos puntos de vista.
Personas que te hacen ver la vida desde otras perspectivas, que te hacen sentir una loca, porque te hacen creer que es posible un paseo por días felices. Que te han hecho dar el paseo por ese lugar entre nubes, que por una vez es producto de esa niebla de realidad.





Parece una locura una vida en la que cada día sea feliz,  con cosas sencillas, con paz.

jueves, 21 de febrero de 2013

Por lo que..

Por lo que perdimos.
Por lo que nunca tuvimos.
Por aquello que fuimos.
Por lo que disfrutamos.
Por lo que reímos.
Por lo que añoramos.
Por lo que sentimos.
Por lo que dimos.
Por lo que no recibimos.
Por lo que adoramos.
Por lo que nos rendimos.
Por lo que nos levantamos.
Por lo que vimos.
Por lo que lloramos.
Por todo esto.. es por lo que vivimos.

La niñez se escapa como el aliento cuando nos cansamos. Como el reflejo de encogernos cuando tenemos miedo. Como la sonrisa cuando vemos a ese ángel   que está a nuestro lado, el que se puede tocar. 
La niñez es un tesoro por el que merece la pensa seguir sacando monedas, siempre en la justa medida, siempre en el momento oportuno, y como te descuides y te dejes llevar, desaparece. Un tesoro.. se define así porque es algo que queremos conservar... ¿no?

La niñez es aquello que nos define. No seamos estúpidos y hagamos de todos esos pasados un gran gerundio.




Suerte.

jueves, 7 de febrero de 2013

Algo que escribir.

Ven y da un paseo conmigo.

Respira y suelta el aire lentamente, saboreando tu propio aliento y elévanos un par de metros sobre este mar de almas soberbias.
Caminemos sobre sus cabezas, siendo quienes revuelvan sus conciencias a patadas. Escupamos sus capas de valor tejido con sus miedos, y caminemos.

Mira allí, ¿ves esa mancha gris? El pensamiento de esa pobre mujer, cada día que observo su triste estela... se va haciendo cada vez más negra.
Siempre encapuchada, cree no tener dignidad ni para tener una capa propia aunque sea de miedo puro, cree no tener nada más que lo puesto. 

Cada día trato de hacer que levante esa cabeza, que sonría, que sea capaz de reconocer que aunque no tenga nada sigue siendo persona, y toda persona tiene derecho a sonreír, ¿no crees?

Por mucho que le grite, es absurdo. Aparta mi voz como si fuera un molesto insecto y me quedo quieta mirando esa tela gris que cubre el cabello.
Todo el mundo pasa y no se atreve a mirar, es invisible, las máscaras de seguridad del mundo que gira en torno a ella caminan solemnes frente a su realidad, frente sus narices, pavoneándose de felicidad y excesos, mientras ella no puede presumir más que de un cartón en el suelo y de las sobras del supermercado.

- ¡Mira! Parece que ha girado la cabeza... No puede ser.

- Desde luego, llevo años intentando que me escuches. ¿No me recuerdas?

- ¿Dónde estamos? ¿Por qué estoy ahí? 

- Te he llevado al fondo de tu mente, donde ni tú misma te puedes engañar. Te has quedado dormida, el frío te está apagando poco a poco. Te has hundido tanto en tu propia realidad que sólo piensas en que acabe todo. Tienes que despertar.

-¿De qué sirve? ¿Para ver más gente echarme monedas sin mirarme a la cara? ¿Para no pensar en otra cosa que no sea que termine mi tiempo ya? Me siento anciana, estúpida e igual que la basura que recojo cada noche, si no peor.

- Tienes una vida por delante. Una vida es algo tan relativo como tú desees que sea. Puedes terminar con ella dejando que se consuma y se deshaga como ese cartón en el que duermes bajo la lluvia o buscar una nueva que incluya un futuro. Piénsatelo, si deseas acabar.. volveré a por ti.




El aire volvió a llenar su pecho abrasando sus pulmones con esa ráfaga de vida.
No podía mover los dedos, estaban casi congelados. 
Pero hizo por levantarse, se quitó la capucha para recibir un poco de sol en la cara, y mientras calentaba sus mejillas con la luz que se colaba entre las nubes, la gente se dio cuenta de su presencia, de la vida que estaba irradiando en esos instantes sin que ella se diera cuenta. 
Una niña cruzó el paso de peatones, corriendo y con gracia. Llevaba unas cuantas monedas que su madre le había dado mientras la vigilaba desde la otra acera. En la otra mano, una carta.
- Jopé, qué ojos más bonitos.. ¿qué haces aquí sola? ¿Y tu mamá?

Las lágrimas casi ahogan a esa niña que parecía una mujer.
- No.. no lo sé, hace mucho que no les veo.
- Bueno... seguro que te están buscando. Mi mamá me ha traído para darte una carta. Lo que pasa es que.. es que no se tu nombre.

Ya casi no se acordaba. Tenía un nombre. Se le haría extraño volver a oírlo.
- Alana, me llamo Alana.
- ¡Aaaalaaah! Que nombre más raaaaro.. -dijo la pequeña rubia arrugando la nariz. Sacó un lápiz del bolsillo y le preguntó- Mmmmmm, ¿te importa agacharte? No quiero que se moje.
- ¡Ah! No, claro que no.
Una tormenta de dudas se formaba en su cabeza. Tenía un nombre. Hacía un momentos estaba a punto de quedarse congelada sin que nadie reparara en que un alma se desvanecía con el vaho del último aliento.

-¡Ya! No lo leas hasta que no me vaya, ¿vale? Y toma, come algo, en esa tienda de allí te han guardado mi pastel favorito, pero... -le hizo un gesto con la mano para que se agachara y le dijo al oído-. Te gusta la nata, ¿no? A todo el mundo le gusta.
Nada más que de recordar el sabor el estómago le dio un brinco.
- Claro, me encanta la nata.
-¡Uff! Menos mal, mamá tenía razón...-le dio un fuerte beso en la mejilla y salió corriendo, gritaba mientras abrazaba a su madre- ¡Ya puedes leerlo!
- ¡No me has dicho tu nombre! -intentó gritar con la poca fuerza que tenía. Pero ya se había perdido entre la multitud.
Abrió la mano y empezó a leer la carta. No debía de tener más de seis años esa pequeña princesa por la letra con la que había escrito su nombre en el sobre. El interior era letra de adulto. La carta decía así.

"Vivimos justo en el portal donde te echas a dormir en los días de lluvia. Más de una vez he sido quien te ha dejado comida a tu lado con miedo a que no volvieras, las veces que me he asustado creyendo que no respirabas.
Mi hija lleva insistiendo en que la habitación que tenemos en casa para la ropa deberíamos utilizarla para algo bueno, y he decidido devolverle al mundo el favor que me hicieron a mí.
Sé lo que escondes, hace unos seis años me encontraba exactamente igual que tú, la solidaridad de una anciana sin familia me dio una oportunidad.
Al final de este papel pone mi dirección completa, cuando quieras, Sofía y yo te esperaremos encantadas. 

Un beso muy fuerte. Ánimo."


Notó una pequeña patadita, la primera, y se dio cuenta de que no iba a buscar una nueva vida. Era la propia vida quien les había encontrado.

martes, 22 de enero de 2013

"The life killed the dream I dreamed."

Me froté los ojos, el sol me acariciaba con su calor, pero su calor ya no estaba al otro lado de la cama. Las sábanas estaban revueltas, una curiosa imagen, totalmente nueva.
La puerta estaba abierta, el sonido de unas llaves terminaba con su paso por mi vida.
Sólo quedaban recuerdos, lágrimas que quedaban por llegar y un vació en mis manos por no encontrar más las suyas.

Él cogió mi niñez, sus cosas y no volvió, igual que mis risas de dicha de la noche anterior.
Sabía que tarde o temprano pasaría esto, pero nunca se está preparado para lo malo.



Sabía que era algo que tenía que olvidar, se acabó, no más títulos, ni promesas sin verdad, ni mentiras a secas.
Sabía que en algún momento iba a terminar.

miércoles, 16 de enero de 2013

Querida señora de la casa de la esquina.

A lo mejor le ha llegado su hora, no sé, quién sabe, pero hace un par de años que no veo a esa señora vestida de negro y a su plantita en la ventana. Tendré un detalle, esté donde esté tengo la sensación de que lo leerá.

Querida señora de la casa de la esquina. Creo que sólo una vez hablé con usted, y su voz todavía hace eco en mi memoria cuando salgo a dar el paseo de la mañana de mis dos pequeños compañeros de piso. Siempre que salía estaba oscuro, casi nunca estaba el sol despierto cuando escuchaba cómo su persiana se levantaba a las 7 menos 20 de la mañana, y se quedaba mirando a ver lo que hacía. No sé si alguna vez se dio cuenta de que yo también le observaba a usted, me encantaban las ondas que hacia su pelo a veces gris y a veces blanco, esa sonrisa que se me ponía cuando le veía disimular con su pequeña plantita, me gustaba saber que alguien, cuando todo el mundo dormía, esta a pendiente de lo que hacía,
Un sentimiento estúpido, pero lo hecho de menos. Sea cual sea el sitio donde se encuentre ahora, que sepa que sigo mirando la persiana naranja amarillenta cada mañana, esperando a volver a ver aunque sea una planta cualquiera, pero que esté bien.





Dejé el papelito metido bajo la persiana. 

***

Me he vuelto a pasar esta mañana. Un suspiro de alivio a resonado en la calle vacía. Un papelito escrito con una perfecta caligrafía rezaba un "Gracias, pequeña.". Mientras las lágrimas tiraban de mi pecho, el viento y la lluvia acompañaron al pequeño trozo de papel a otro lugar, dejándome con una alegría que soy incapaz de explicar.

miércoles, 2 de enero de 2013

Humanidad.

Sabía que estaba tan cerca de la muerte que le hacía gracia seguir con las reglas del juego de la vida. Unos lo llaman ley, otros lo llaman sistema, otros simplemente prefieren aparentar que participan en ese juego. Por si a caso.

Nuestra chica, a decir verdad, no sé si sería correcto decir que respondiese a rajatabla a la definición de "mujer". Nadie cuestionaba su feminidad, no señor, era atractiva, sexy y demasiado lista para tapar a su monstruo interno con su mirada, pero lo que le faltaba por completo era el sentimiento de estar viva.
No quiero que se llegue a pensar que era el típico perfil de asesino sin humanidad, ni hablar. Nuestra chica era una máquina, pero una máquina casi perfecta.

Hubo muchas teorías buscando el por qué de lo que hizo, no os voy a relatar la extensa lista de locuras que se le ocurrieron a los periodistas morbosos y a los que le llegaron a afectar de verdad la muerte de Víctor, pero creo que el mundo tiene derecho a saber la verdad. Y no me he molestado en mirar si está preparado.

No era perfecta, tenía un punto débil, y por eso era una humana en toda regla. Y parte de mujer.
Tenía que saborear cada segundo que parecía pasar. El tacto de todo lo que rozaba, cómo el aire entraba por sus pulmones, se pellizcaba dolorosamente cuando quería que pareciese algo real. Su maldición era creer que estaba muerta. Y que se le había dado la oportunidad de seguir por el mismo camino, tirando la idea de "en la otra vida". Esto tenía un inconveniente, le daba pánico encontrarse sola. A pesar de ser un diablo con piel, necesitaba estar cerca de quien creyese que la conocía perfectamente, le gustaba que le trataran siempre de la misma manera.
Contaba que tenía siempre la sensación de estar dormida, de estar siguiendo un juego con unas reglas tan absurdas como son las que siempre ha conocido, las que se sabe perfectamente, las que se suponen que te hacen ser mejor persona. Algún día os contaré cómo sé todas estas cosas, pero creo que por ahora es suficiente bomba esto que leéis aquí.

Todo comenzó en un día de sol en plena salida del invierno. Un paso de peatones y una conversación con un don alguien que se hacía llamar amigo por teléfono.
- Dios... tengo una sensación muy rara desde hace unos días. Me siento ridícula contándolo, pero necesito saber qué piensas.
- No creo que sea nada, nena. A ver, cuéntame.
- Mira... da igual, es una estupidez, estaré cansada y...
- Venga, si has empezado, termina, siempre haces igual.
- Si es que... a ver.- se miró en el escaparate de la tienda que había al final del paso, estaba oscuro ya. Giró sobre sus pasos y siguió el camino hacia casa.- Es muy raro, parece como si estuviera siempre dormida, esa sensación que tienes cuando sueñas de que, de alguna forma, puedes controlar lo que haces. Es desesperante.
- Hay veces que pasa cuando estás muy cansada, enana. No será nada, estás agobiada, los exámenes y tal, te agobias mucho en esta época y no duermes bien. Verás que cuando tengas un par de días de sueño en condiciones estarás nueva.

Pero ella seguía con el lazo al cuello. Pasaban los días, y pasaron los años, y ese agobio de querer despertar era el que definía su vida. O lo que quiera que fuese. Una vez oyó la expresión de "estar borracho de sueño", y probó a dormir más de doce horas durante muchísimo tiempo, pero evidentemente no funcionó, y la frustración siguió aumentando. Y más rápidamente cuando mirando al techo, cada noche, quería despertar antes de ese paso de peatones, o tener a alguien a su lado cada noche que le hiciera olvidar que quizá la vida que había conocido se había ido para siempre y todo esto era una simple parodia de lo que pudo haber sido. Y mientras tanto, conoció a Víctor.

Dicen que le mató por lo que se suele decir, un asesinato pasional, fruto de un brote de locura. Pero no.
Pero no, queridos. Le mató por amor. Le mató por hacer que se sintiera viva, por sentir que alguien casi es capaz de comprobar quién era ella de verdad. Y alguien que conoce un secreto tan horrible no suele durar mucho tiempo vivo, ¿no es así?