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viernes, 29 de junio de 2012

Aunque sean maravillosos..



El suplicio de los sueños es que tarde o temprano hay que despertar.

martes, 26 de junio de 2012





Ideas a debito (II)




Esa noche había sido larga y dura.

Pocas veces había soñado en blanco, las pocas horas que conseguí conciliar el sueño, me encontraba inquieta, pero el amanecer llegó pronto para decirme que llegaría otra noche más. Nada más que con pensarlo, un suspiro sordo se me escapaba a la vez que me recorría un fuerte escalofrío por la espalda. Con sólo recordar una pequeña parte de esa larga noche me obligaba a apretar los labios y concienciarme de que su espalda sufriría a este paso duros estragos por culpa de su extraña capacidad. Esa misma, la que me hacía estremecer,  la que hacía que la estancia en esa cama fuera una deliciosa batalla en la que los dos ganábamos,  la que hacía que mis uñas quisieran arrancar todo su olor para mí.

Necesitaba un poco de agua, toda estaba extendida sobre mí. Cuando respiraba profundamente conseguía refrescarme un poco,  quizá se le ocurra algún juego nuevo para bajar la temperatura. El calor hacía que las gotitas de sudor hicieran caprichosos dibujos sobre mi piel mientras me daba cuenta de que no estaba él, la razón por la que cada noche fuese pura vida. Oí pasos en la cocina y cerré los ojos para ver qué hacía al entrar. Una tímida luz entraba entre las rendijas de la persiana, lo justo para que mis cansadas curvas se notaran entre el mar de sábanas y sudor.

Y ahí estaba, en silencio se apoyó en la puerta para observar cómo me adueñaba de su enorme cama, respirando hondo para impregnarme del aroma de la noche. Una larga y dura noche.




Ideas a debito (I)

lunes, 25 de junio de 2012

Principio y fin.

El final siempre se une con el comienzo de algo nuevo.
Ahí estaba, su tez era pálida, su corazón frío como la piedra. Le solía decir que como la piedra siempre estaba fría iba siempre buscando el calor de mi compañía.
Era hermosa. Incluso esas manchas rosadas que desfilaban marcando su piel le hacían ser especial y única. Me acerqué y le dije que el camino había sido largo, una fatiga, aunque placentero, pero no le apetecía volver. Estaba tan cerca que al ladear la cabeza noté la caricia de uno de sus plateados mechones.


Y nos fuimos a buscar el calor después de una buena cena.

domingo, 17 de junio de 2012

Ética con mamá.

Ya no hablaba, no caminaba, qué quedaba.
Simplemente respiraba, pero no sin ayuda. Sonreía pero sin motivo aparente. El hilo de saliva le daba un aspecto enfermizo y terriblemente estúpido.
Todo esto era ridículo: nos pasamos la vida queriendo ser Dios, y cuando se nos da la oportunidad de actuar sobre algo tan blanco y tan negro como la vida y la muerte, ¿qué pasa? No somos capaces de dar un paso sin que la conciencia no nos deje tranquilos. Nos volvemos egoístas poniendo palabras en su boca torcida que no son suyas, son de nuestra lengua infectada de temor y ansias de hacer que todo vuelva a ser como antes.
Oh, sí, claro, estaba en la flor de la vida, pero eso no es lo único que hay que mirar. Y desde luego en nuestros ombligos no vamos a encontrar una buena respuesta., lo que para nosotros es efímero y ni nos paramos a percibir para él puede ser un mundo, un roce, sentir el aliento mientras le hablamos al oído, reconocer el perfume de su mujer, el llanto de sus hijos al ver que por primera vez mueve la cabeza. O quizá todo esto no le parezca suficiente. O quizá ya nada le parezca nada, porque no quedan más que máquinas en él.






No sabremos que hacer hasta que ocurra. Paciencia.

sábado, 16 de junio de 2012

viernes, 15 de junio de 2012

Sueños baratos.

Jugaba a ser la reina de la noche cuando no era capaz ni de dirigir su propio cuerpo.
Creía ser la musa de los focos, pero no veía que ese rincón no tenía ni una luz.
Paseaba con sus altos tacones, el sonido de las agujas posándose sobre las viejas baldosas retumbaba por la calle, imaginaba que los hombres se volvían y tiraban sus chaquetas para que ella pasara por encima, no veía que la tomaban como una puta barata, borracha y despeinada que se paraba a fumar en cada esquina.
Soñaba con esperar en la puerta de un lujoso hotel y que apareciera un rico y apuesto hombre, que fuera capaz de verla tal y como era, pero como ella creía que era no concordaban, en absoluto. Por eso terminaba en la puerta de cualquier bar y metiéndose en el coche de cualquiera menos borracho que ella, amaneciendo en una cama desconocida y sola como ninguna. Cuando veía salir el sol en cada nueva habitación empezaba a llorar en silencio, prometiéndose a sí misma que no volvería a pasar, pero se le olvidaba a cada nuevo pinchazo sobre su brazo calloso.







Todo el mundo tiene derecho a soñar, pero también tiene todo el mundo derecho a vivir.



miércoles, 13 de junio de 2012

Nada.

Un mismo banco, poco tiempo de intervalo y cómo han cambiado las cosas.


Ni nombre ni sentido aparente.
¿Para qué darle más vueltas? 

Sólo hay que dar las gracias.  Aunque sea por nada. Aunque sea sencillo.

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Cuéntame con quién andas...




...y te diré en qué mientes.

martes, 12 de junio de 2012

Pucheros que ni para comida.


Suena asqueroso, pero es cierto.
Yo era una joven bruja entonces, una estúpida soñadora que le contaba a las estrellas el potaje que le había salido en vez de el agua cristalina que debía resultar. Les gritaba en lo más alto de la colina a las afueras que ninguno de los brebajes que la vieja de la verruga tenía la amabilidad de mostrarme, aunque fuera con desprecio, ninguno, ni un solo caldero servían para hacerme sentir mejor.
Les decía mi impotencia, lo que sentía ante el destino penoso que se me presentaba, ellas se reían, hacían sonar sus brillantes cuerpecitos mientras dibujaban en el eterno firmamento figurillas que me contagiaban sus silenciosas carcajadas. Bailaban para mí, mi imaginación se unía a ellas y entre todas creábamos paraísos en medio de tanta negrura.
Por entonces era una joven bruja ingenua, creía en aquello de "el tiempo lo cura todo", estúpida de mí, no es el tiempo el que lo cura, de hecho, es él quien abre nuevas heridas y desgarra una y otra vez en el mismo lugar. Era tan tonta que creía que era él quien me iba a enseñar a perdonar, no, por todos los cielos, esa era mi labor, mi consuelo y mi suplicio, pero las brujas en sus comienzos no solemos prestarle atención a este tipo de menesteres, la magia se nos antoja como el aire, lo que nos presta la oportunidad de no explotar.
Los calderos terminaban siempre en la parte trasera de nuestra alejada cabaña, tenían un olor tan pestilente que los burdos aldeanos no se acercaban, creando la ilusión de que el olor era de los cadáveres de los niños a los que raptábamos y luego utilizábamos como cena, tanto como amuletos y demás sandeces. Me reconfortaba vivir alejada del bullicio, las voces y de las orinas cayendo de las ventanas, mi gente me juzgaba sin a penas detenerse a pensar el por qué de todo este misterio, de por qué de pronto decidí seguir un camino distinto al que siguen ellos, querer ver una verdad distinta a la que había vivido durante tanto tiempo, esa asquerosa verruga me volvió loca en cuanto vi qué era capaz de hacer. En la aldea tampoco habían sido amables con ella, la imaginación de un grupo de personas que han pasado tanto tiempo apalancadas en un mismo sitio puede llegar a puntos inexplicables, y, claro está, la bola se hace tan grande que lo que fue en un principio... pues ya no lo es, sencillamente.
Éramos dos brujas apartadas, una joven y otra vieja, esa mezcla siempre es buena, ya que se aprende mucho de alguien tan sabio y de incontables años, los calderos y ella se llevaban bien, eran generosos con mi maestra y habían conseguido devolverle en pequeñas cantidades un poco de juventud, lo que no era magia, es decir, la pura química, se lo cobraba engordando cada vez más y más esa incómoda verruga. Cosas curiosas de la vida de una bruja.





domingo, 10 de junio de 2012

Una responsabilidad.


"Sólo necesito un pequeño empujón -decía-, ojalá supiera el nombre del viento para no tener que depender de cualquier iluso. Por muy pequeño e insignificante que parezca, no sólo sirvo para cumplir los sueños de otro: yo también fabrico mis propios sueños."

lunes, 4 de junio de 2012

Mientras dormía.

Tonto de él. Mientras él pensaba que dormía, le sorprendí dando gracias al aire o a lo que fuera que tengamos encima por la última noche.
Caí profundamente dormida, al despertar me armé de coraje (un poco, el que hizo falta) para despedirme de todo, el primer paso es difícil hasta que se da.

domingo, 3 de junio de 2012

You were all the things that I though I knew.

Hubo una vez un diminuto ser que vivía entre el fuego.
Era quien de noche daba luz a los caminantes con su cálida mirada, esperaba bajo un curioso árbol con forma tétrica que solía asustar a los perdidos.
Cuando los perdidos estaban en el camino, se quedaba esperando en compañía de la luna, mientras le contaba lo más trivial que hay, su vida. A pesar de vivir en el fuego, su actitud era la de espera, la de tener paciencia pero con esa viveza de la danza de las llamas. La Luna, en ocasiones, se escondía y no aparecía durante una noche, aunque luego apareciera y desapareciera con la timidez de cada noche.

Allí esperaba el ente, algunos le temían porque desconocían por qué estaba allí, hasta que eran capaces de ver aunque le deslumbrara en un principio.
Siempre daba el mismo consejo para que siguieran el camino: "Que vuestro espíritu arda como el fuego, mantened vuestro alma viva y, cuando os sintáis perdidos, volved aquí, que os volveré a dar la luz que buscáis."