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domingo, 17 de junio de 2012

Ética con mamá.

Ya no hablaba, no caminaba, qué quedaba.
Simplemente respiraba, pero no sin ayuda. Sonreía pero sin motivo aparente. El hilo de saliva le daba un aspecto enfermizo y terriblemente estúpido.
Todo esto era ridículo: nos pasamos la vida queriendo ser Dios, y cuando se nos da la oportunidad de actuar sobre algo tan blanco y tan negro como la vida y la muerte, ¿qué pasa? No somos capaces de dar un paso sin que la conciencia no nos deje tranquilos. Nos volvemos egoístas poniendo palabras en su boca torcida que no son suyas, son de nuestra lengua infectada de temor y ansias de hacer que todo vuelva a ser como antes.
Oh, sí, claro, estaba en la flor de la vida, pero eso no es lo único que hay que mirar. Y desde luego en nuestros ombligos no vamos a encontrar una buena respuesta., lo que para nosotros es efímero y ni nos paramos a percibir para él puede ser un mundo, un roce, sentir el aliento mientras le hablamos al oído, reconocer el perfume de su mujer, el llanto de sus hijos al ver que por primera vez mueve la cabeza. O quizá todo esto no le parezca suficiente. O quizá ya nada le parezca nada, porque no quedan más que máquinas en él.






No sabremos que hacer hasta que ocurra. Paciencia.

2 comentarios:

  1. Hola guapa! Tienes un blog muy original, te sigo, pásate por el mio! myheartinshock.blogspot.com

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  2. Vaya vaya.... no imaginaba que nuestras conversaciones te hiciesen reflexionar de esta manera, a estos niveles. Muy orgullosa, sí, no me sorprendes, conozco tu potencial, pero sí me admira tu sensibilidad. Llegarás donde tú quieras si te lo propones.

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