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domingo, 3 de junio de 2012

You were all the things that I though I knew.

Hubo una vez un diminuto ser que vivía entre el fuego.
Era quien de noche daba luz a los caminantes con su cálida mirada, esperaba bajo un curioso árbol con forma tétrica que solía asustar a los perdidos.
Cuando los perdidos estaban en el camino, se quedaba esperando en compañía de la luna, mientras le contaba lo más trivial que hay, su vida. A pesar de vivir en el fuego, su actitud era la de espera, la de tener paciencia pero con esa viveza de la danza de las llamas. La Luna, en ocasiones, se escondía y no aparecía durante una noche, aunque luego apareciera y desapareciera con la timidez de cada noche.

Allí esperaba el ente, algunos le temían porque desconocían por qué estaba allí, hasta que eran capaces de ver aunque le deslumbrara en un principio.
Siempre daba el mismo consejo para que siguieran el camino: "Que vuestro espíritu arda como el fuego, mantened vuestro alma viva y, cuando os sintáis perdidos, volved aquí, que os volveré a dar la luz que buscáis."

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