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lunes, 16 de enero de 2012

Sin título y sin historia.



Me sentía así. No se sabía bien cómo estaba.
Marina hizo comenzar el día con un par de lágrimas.
El viaje fue corto.
El día lloró por mí, pero no consiguió hacer que yo llorara.


No mientras él estuviera conmigo.


Terminar la noche con el Sol. 
Un espectáculo inolvidable en un país lleno de mundos y piruetas maquilladas.


Al final el día consiguió parar de llorar.
Lloré en silencio sobre mi almohada, pero lágrimas cálidas, y de alegría. 

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