Típico ascensor en el que no se mira nadie.
Subes y no le das a ningún botón.
Le miras desde el espejo. Es precioso.
No. No es la típica situación incómoda en la que estás deseando meter la cabeza en la esquina entre la "pared" y el espejo.
Prefieres apostar fuerte y mirar al frente. Luego.. mirarle a los ojos y decir:
- Papá, vuelvo a casa.
Nunca sabes lo que puede haber en un futuro. Ni te lo imaginas.
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