Anuncio

domingo, 8 de abril de 2012



Todo lo bueno tiene que acabar en algún momento para ser capaces de echar de menos.
El echar de menos no implica pasión, llámese dolor, sufrimiento, se puede recordar con un latido sereno y delicioso.

Pero, en cambio, lo malo parece que nunca termina.
Es como un bicho sin nombre que te hace caer cuando menos te lo esperas, que no se ve pero es grande y fuerte.
Desgraciadamente, a lo malo nunca lo echamos de menos, ya sea por miedo a enfrentarnos a ese bicho baboso o a la ceguera que un idiota se provoca.

En cualquier caso, la vida me ha querido enseñar que ni ella confía en sí misma, ¿cómo y en qué vamos a confiar entonces?
Porque todos estamos aburridos de la frase "No dejes que la vida te viva a ti, sino que la vivas tú a ella.".

No hay comentarios:

Publicar un comentario