- Una pregunta.
- Dime, lo que quieras.
- ¿Me serás sincero?
- Pues, hombre... sí, por qué no -me pilló totalmente con la guardia baja, mi viejo amigo-. Adelante.
- ¿Has sido alguna vez consciente de que estás vivo?
Y así me dejó mi gran y viejo amigo. Dudando de mi existencia, viviendo en un sueño profundo, creyendo que nada era real... o que no había sido capaz aún de darle un sentido lógico a mi vida.
Y así, gracias a él, comencé a vivir.