A su merced, ella le guiaba hacia el precipicio de su ceguera. Pero él seguí sonriendo, y después de un beso lento y lleno de veneno, paralizado quedó, y cayó.
Se despertó casi sin poder respirar.
- ¿Sora? Cariño, ¿estás bien?
Esa estúpida cara. Pero si no se despertaba con su olor, se volvía loca.
- Sí, no te preocupes, he tenido una pesadilla horrible.
- Seguro que era algo de Sole, esta perra...
- No, esta vez no, he soñado que te caías por un sitio muy alto y oscuro, y no podía cogerte, ha sido una sensación horrible..
- Oh.. ven aquí, anda.