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miércoles, 31 de octubre de 2012

Un sueño.

Como siempre, a su izquierda, mientras ella le ahogaba con su perfume de maldad. Siempre estaba allí, con la venda alrededor de sus ojos, tejida con sus propias mentiras, tan suave que él nunca se daba cuenta de nada de lo que ocurría. Siempre, tan insoportable, tan ridículo que llegaba a ser gracioso.
A su merced, ella le guiaba hacia el precipicio de su ceguera. Pero él seguí sonriendo, y después de un beso lento y lleno de veneno, paralizado quedó, y cayó.


Se despertó casi sin poder respirar.
- ¿Sora? Cariño, ¿estás bien?
Esa estúpida cara. Pero si no se despertaba con su olor, se volvía loca. 
- Sí, no te preocupes, he tenido una pesadilla horrible.
- Seguro que era algo de Sole, esta perra... 
- No, esta vez no, he soñado que te caías por un sitio muy alto y oscuro, y no podía cogerte, ha sido una sensación horrible..
- Oh.. ven aquí, anda.

Se acercó hacia su pecho y se volvieron a acostar, todavía la noche dominaba esa pequeña parte del mundo, pero sus ojos brillaban de malicia: qué fácil era engañar a alguien así. Y siguió durmiendo con su mejor sonrisa.



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