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sábado, 15 de septiembre de 2012

Fue una historia de amor como otra cualquiera, de lo más corriente, nada le hacía especial. Un chico, una chica, follaban como si la noche nunca acabaran, cuando acababan dejaban el último aliento para hacer el amor, y entre tanto y tanto, contaban idioteces entre risas y algún suspiro.
Como dije, nada del otro mundo. Ni baladas que se parecieran a su relación, ni llantos, ni celos, ni halagos innecesarios... simplemente había un detalle: ella era el horror en persona.
Dicen que no cabe el mal en una mirada bonita, tanto mal bajo esos ojos dulces y esa sonrisa, sicen que llevaban casi a la locura, dicen que parecía la inocencia más sincera...
Pero era una auténtica experta en parecer lo que no era.

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