Y cuanto más pienso qué debo hacer, menos ganas tengo.
Un nivel de concentración exageradamente nulo.
Sensación de extrañeza y pereza extrema.
Quiero meterme en la cama y no salir en un año.
Sí, podéis llamarme cobarde, no perdéis razón ninguna.
Pero me encantaría pisotear esa toalla que tiro cada dos por tres, hacerla mixtos y convertirla en cenizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario