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miércoles, 30 de julio de 2014

Papeles.

Hoy no veo imágenes, hoy sólo me siento.
Me siento frente a la ventana, me siento débil.

Esa caja, era sólo una niña, éramos sólo niños.

Tanta fábula y planes, la burbuja.
Esa caja, esos papeles, esas palabras juguetonas sinceras, esas mentiras tan bellas concentradas en una sola cajita de madera, ¿qué va a ser de ella?

Estoy sentada, mirando al cielo, "¿Por qué no me avisaste?", y me dirás... "Querida, lo esencial y la verdad siempre está por debajo de lo que ves."

Esa famosa frase retumba en mi conciencia. Esa amiga perdida, esa amiga oscura y silenciosa, ¡conciencia! "¿Por qué tampoco me avisaste?", y me responderás... "Querida, era un juego en el que sólo tú tomabas las decisiones."

Pero sólo era una cría, que amueblaba su hogar con fotografías, cada noche repasando cada uno de esos recuerdos, creyendo que, de veras, era feliz en esa verdad.

Me respaldaba, me cubría, me abrigaba con ellas. Me abrigaba con el concepto de cada uno de esos papeles, me lo creí.

Al lado tengo una mesita oscura, encima, la caja. "¿Qué puedo hacer contigo?". Hacía sólo un momento me había deshecho de un mundo lleno de recuerdos, escondidos en objetos sin valor alguno, sólo el precio que les ponía mi corazón. Y sin saberlo, después mucho tiempo, estaba segura de que no tenían valor.


Me deshice de casi todo. 

Si me quedo con la caja... ¿será por fortaleza o por cobardía de perder esas mentiras que una vez me hicieron feliz?

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